I. del convento de las Clarisas de San Pascual

El antiguo Convento de san Pascual fue constituido en 1683. Se trataba de un típico edificio conventual barroco madrileño en el que primaba la sencillez y la funcionalidad. Durante la desamortización de Mendizábal en 1836 el convento es suprimido y convertido en almacén de maderas. La vuelta de las clarisas al convento coincide con el ensanche de Recoletos, ocasión que el Ayuntamiento aprovecha para agilizar el proceso de expropiación y nueva alineación, decidiendo el derribo del convento para una nueva construcción.

 

Se proyectan varios diseños para el nuevo edificio, buscando aunar diversas tendencias medievales, con cierta influencia del estilo gótico y de la tradición arquitectónica de la orden mendicante franciscana, con rosetón y piñón. Pero el resultado final se vio modificado por las numerosas restauraciones que sufrió la iglesia, principalmente tras la Guerra Civil.

 

El Convento también es famoso por ser el lugar en donde los novios que van a casarse llevan una docena de huevos a las monjas clarisas, para tener un día de sol el día de la boda. Esta tradición viene del Convento de Santa Clara en la ciudad de Asís, Italia.